7 formas poco comunes de consumir cannabis

7 formas poco comunes de consumir cannabis


CULTURA


Un porro no es la única forma
   La mayor parte de las personas que consumen cannabis lo fuman. En Europa, la mayoría de la gente, de hecho, lo mezcla con tabaco, a pesar de que es mucho más peligroso que disfrutarlo, simplemente, en su forma pura, como hacen la mayoría de los entendidos de los EE.UU., Canadá y Jamaica.
Sin embargo, además de quemar los cogollos o la resina, existen otros métodos para disfrutar de la planta que sigue siendo ilegal en nuestro país. Algunos de esos métodos, como la vaporización, no son tan conocidos, pero están ganando popularidad. Otros son, sencillamente, demasiado raros, suponen un gran derroche o, por diferentes razones, no siempre resultan prácticos para atraer a una gran cantidad de seguidores, aunque también funcionan.
Vaporizar
   Vaporizar es mucho más sano que quemar la marihuana y mucho más frecuente de lo que solía serlo. Sabe mejor que fumar y es mucho más económico. Vaporizar no supone un problema si tienes un buen equipo, pero ¿qué deberías hacer si no tienes un vaporizador a mano? En Jamaica, ya estaban familiarizados con la pipa de vapor mucho antes de la época del Volcano y compañía. La estructura de bambú no era muy diferente a la de un vaporizador producido por la marca Eigenbau. A finales de la década de 1980, en las montañas de la isla caribeña, se podía aprender cómo vaporizar ganja en lugar de quemarla, utilizando unos trozos de bambú fresco, una lata pequeña y un poco de carbón al rojo vivo. Actualmente, se pueden encontrar en internet tanto reportajes sobre las pipas de vapor como las instrucciones para construir tu propio vaporizador. Además de ajustar la temperatura correcta, también es muy importante utilizar bien los cogollos cuando se vaporiza. Cuanto más finos se trituran, los componentes activos se pueden disolver de forma mucho más eficaz.

 Vaporizar es mucho más sano que quemar la marihuana y mucho más frecuente de lo que solía serlo

Hornear/cocinar
   Sin duda, este es el método más popular después de fumar. Casi todo el mundo ha comido pastel de hachís o de marihuana alguna vez, o por lo menos ha oído hablar de su existencia. No se crea ninguna sustancia peligrosa cuando el cannabis se ingiere o se bebe, aunque la cantidad es mucho más difícil de medir que cuando se fuma o vaporiza. Cuando se usa, principalmente, con fines medicinales, suele ser la única alternativa porque muchos pacientes no quieren, o no pueden, inhalar humo o vapor.

 Sin duda, este es el método más popular después de fumar
   Pueden producirse sobredosis, sobre todo, entre los consumidores sin experiencia debido a que el efecto no se siente de inmediato durante el consumo debido al efecto retardado. Puedes apagar un porro que es demasiado fuerte después de fumarte sólo la mitad, pero no se puede hacer lo mismo con un pastel que contiene demasiado cannabis. Los consumidores autodidactas también suelen presentar una respuesta más intensa con los productos alimenticios que contienen THC que con la misma cantidad de cannabis inhalado, aunque en otros casos, ocurre todo lo contrario. En caso de duda: Consume poco a poco y siempre sé consciente de cuanta marihuana, o hachís, contiene exactamente una galleta, pastel o cacao. Ante la duda, es mejor preguntarle a la persona que ha horneado, o cocinado, los dulces tres veces en lugar de simplemente devorarlo todo.
   Pero también hay un método que hace que sea prácticamente imposible que se produzca una sobredosis. Los “zumos“, que son de especial interés para los pacientes que toman dosis altas de medicamentos, implican exprimir la planta fresca. Al consumir los cogollos frescos, se sienten los efectos positivos de los cannabinoides sin colocarse. Los cannabinoides se producen en la planta fresca, principalmente, en forma de ácido (THCA, CBDA etc.). Debido a que el THC no tiene ningún efecto psicoactivo en forma ácida, se pueden consumir grandes cantidades de estos zumos sin ningún tipo de efectos secundarios relevantes, lo que representa una alternativa ideal para los pacientes de cannabis que requieren dosis elevadas, pero que son incapaces de tolerar sus efectos secundarios psicológicos.

En bebidas frías

   Hasta hace unos años, solía decirse que el cannabis o el hachís necesitan calor y grasa, o por lo menos alcohol, para disolverse y poder hornear o cocinar con ellos. Fue entonces cuando un fabricante austriaco presentó un producto que hace que la marihuana o el hachís sean solubles en agua. Por lo tanto, se pueden echar directamente en una bebida fría o mezclar en el muesli sin mucho esfuerzo. Mientras que, hace unos años, cuando se presentó el producto, los ingredientes eran todavía un gran secreto, ahora está claro que el ingrediente principal es una simple lecitina. Pero ten cuidado: si la marihuana seca no se calienta antes de mezclarla con un producto de lecitina, el ácido THC no se transformará en THC y la bebida, o el yogur, no tendrá el efecto deseado, aunque no ocurre lo mismo con el hachís o la marihuana que se han almacenado durante mucho tiempo.

En pomada

   Las pomadas o cremas enriquecidas con cannabis no son, en absoluto, psicoactivas, incluso si tienen un alto contenido en THC, pero mantienen la propiedades analgésicas y antiinflamatorias del cannabis. La famosa activista del cáñamo de la República Checa, Bushka Bryndova, se dejó inspirar por las viejas historias sobre el uso del cáñamo en la medicina popular y los resultados de la investigación del profesor Kabelik, de la Universidad de Olomouc, desde la década de 1950. En aquel momento, Kabelik pudo salvar su propio dedo de una posible amputación.


Las pomadas o cremas enriquecidas con cannabis no son, en absoluto, psicoactivas, incluso si tienen un alto contenido en THC


Tal vez la forma más insólita, pero la más eficaz: la administración rectal

   Para no dejarnos nada en el tintero, no debemos olvidarnos de la forma más eficaz de consumir cannabis, aunque, sin duda, no es algo que probablemente hayamos hecho alguna una vez en la vida, sobre todo en el caso del consumidor recreativo medio. Pero si optas por este método de administración médica, a pesar de las reservas generales, te verás recompensado: Si el cannabis se ingiere, el tracto gastrointestinal absorbe un promedio del seis al ocho por ciento del contenido de THC (es decir, alrededor de un tercio de la cantidad conseguida con la inhalación). Cuando se administra en forma de supositorios, el tracto gastrointestinal se evita y se impide que los cannabinoides sean digeridos inicialmente en el estómago. Por lo tanto, las moléculas activas (THC, CBD y otros cannabinoides) pueden llegar a la sangre en una concentración mucho mayor. Las moléculas tardan entre 30 minutos y dos horas en hacer efecto y el efecto dura hasta ocho horas. El pico del efecto no es muy diferente del de ingerirlo, porque en el caso de la administración rectal, no se forma 11-OH-?9-THC en el hígado. La única alternativa para muchos pacientes de cannabis con diagnósticos gastrointestinales hasta el momento. Se dispone de informes en los que se afirma que este método de administración también promete a los consumidores recreativos una eficacia sin igual.

Hotboxing (el submarino)

   Hotboxing, o fumar cannabis en un espacio cerrado (en español, hacer un submarino), implica una experiencia puramente comunitaria en la que se fuma o vaporiza, teniendo en cuenta una naturaleza festiva. Cheech y Chong fueron hace tiempo pioneros en lo que muchos conocedores del cannabis de edad, que alguna vez hicieron algo parecido, ahora califican como transgresiones juveniles. Cuando se hace un submarino, varios consumidores inhalan el humo o el vapor de la marihuana, del hachís o del BHO en un espacio cerrado y pequeño, entre los que se incluyen automóviles, cascos de moto gigantes, despensas, cabinas telefónicas, tiendas de campaña o armarios. El submarino es eficaz y, sobre todo, de naturaleza social.

   Desde una perspectiva de la salud, no es muy recomendable, ya que puede producir una falta de oxígeno, ya que se inhala humo o vapor con cada inspiración. Hotboxing o el submarino y otros métodos radicales parecidos, tales como fumar con el “método del cubo”, están generalizados principalmente entre los consumidores más jóvenes. Para los consumidores responsables de cannabis, no vale realmente la pena considerar estos métodos, en absoluto, por razones de racionalidad y de protección de la juventud y la salud. El cannabis debe disfrutarse, en vez de consumirse lo antes posible con el fin de colocarse.

El cuchillo/la aguja caliente

   Con el método del cuchillo caliente, se coloca un poco de hierba, hachís o BHO en la punta de un cuchillo al rojo vivo y se inhala el humo directamente. Con el método del alfiler, se clava un alfiler a través de un pedazo de cartón, para que pueda mantenerse en posición vertical, se coloca un poco de hierba o hachís sobre la aguja, y se prende para que eche humo. Mientras que esta encendido, se captura el humo en un vaso y se inhala en cuanto el vaso está lleno de humo. Estas y otras soluciones similares, tipo MacGyver (como un bolígrafo, una patata, una lata de refrescos o una botella desechable), deberían ser el método elegido por las víctimas de la prohibición, a las que han metido entre rejas debido al cannabis, para no dejar ningún rastro. Eficaz y económico.

   Por supuesto, existen algunas otras formas poco comunes de consumir marihuana, además de las descritas aquí, pero aunque algunos de los aprensivos opositores a la legalización de los EE.UU. afirmen lo contrario: el cannabis no se puede inyectar, ni tampoco sus derivados.









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